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Poeta isla que camina y que sabe que el caminar es colectivo. Se declara errante, nómade, que ingresa, extranjero, “en el país del otro” para amarlo, derribando fronteras. Jean Jacques viene de Jacmel, imán y remembranza, sitio nutricio de la madre y del padre, de la infancia, impulso para el camino que sigue el hombre cósmico, ese que no quiere la perfección ni la impasibilidad de las piedras y es también abismo y grito.
–Damaris Calderón
Voces de mi voz es la destrucción del sentido de la patria donde “caminar es el único destino” o una cicatriz, la pregunta constante de la pertenencia porque el poeta es consciente de su entorno. A su vez, el libro se edifica como una conversación que el autor tiene consigo mismo para el mundo, la pérdida de un país y la necesidad de inventarse uno propio, el signo de la sospecha sólo por ser extranjero, la construcción de una identidad a través del poema.
–Gian P. Codarlupo
Otro tiempo bajo las estrellas y el sonido del mar que es el mismo en todas partes: lo oímos como desde un puente colgante entre la realidad y los sueños. Cuando nos espanta la crueldad, la estupidez y la indolencia, mientras escucho estas voces en su búsqueda de la belleza –que es única y diferente, no por la belleza sino por su búsqueda–, experimento un sueño hermoso y definitivo.
–Daniel Calabrese