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Los enormes monumentos sociales y personales, que sostienen precariamente el sistema de explotación y opresión de la sociedad civilizada, amenazan con hundirnos a todos en su naufragio si no aprendemos a soltarlos ahora. ¿Qué predomina: tu propia ansiedad o tu visión actual de lo que está alrededor tuyo? Si predomina el miedo, entonces, no puedes ver lo que realmente está pasando a tu alrededor porque el miedo es oscuridad y en la oscuridad no puedes ver absolutamente nada. El pánico que despierta la agonía del viejo mundo es la contracara del miedo a la vida que infunde en los sujetos que lo ponen en marcha.
La administración que los Estados hacen de la actual crisis, cuyas medidas apenas aseguran la supervivencia de la existencia corporal, hoy más que nunca demanda sumisión total. Pero ¿en qué se distingue esta forma de "no morir" de la precaria existencia que hemos llevado hasta ahora? El calentamiento climático, la destrucción de la biodiversidad, los millones que se mueren de hambre, las interminables guerras y las pandemias de ayer y hoy son solo algunos signos del carácter inviable de la actual forma de reproducción social.
Una consciencia que penetra hasta los huesos prepara el camino para lo nuevo. Enfrentadxs a lo que nos agota y destruye, las fuerzas vivas en cada unx de nosotrxs nos llaman a nacer. La vida bu a ser fecunda en todas partes. ¿Cómo protegernos de este otro virus más duradero y mortal, la epidemia de la servidumbre voluntaria, al que el poder y la inercia del dinero pretende condenarnos?