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Richard Gwyn viaja por la literatura y los parajes de América Latina con la mirada atenta del cazador de sorpresas y el gesto cómplice de quien convierte a los desconocidos en amigos íntimos. El «embajador de ninguna parte» se relaciona por igual con poetas y mendigos, desmitifica la mirada colonial de célebres autores y se adentra en los misterios del español con la sabiduría de un intérprete de los sueños. Peregrino existencial, Gwyn se explora a sí mismo y termina su odisea en el sitio del origen, al lado de su padre. La paradoja de esta aventura solitaria es que el autor se convierte en el mejor compañero de viaje.
Juan Villoro
Un libro maravilloso. Richard Gwyn escribe con los sentidos de un poeta –el ojo agudo, el oído impecable–, pero en sus viajes es un traductor, y no solo de grandes poemas, sino también de culturas y de visiones del mundo. Su comprensión de América Latina es generosa, lúcida y sabia.
Juan Gabriel Vásquez
Richard Gwyn es un agudo explorador de mapas latinoamericanos, tan atento a las pequeñas anécdotas como a los grandes conflictos que definen a una sociedad. Acompañar a este viajero empático, cronista tragicómico y estudioso apasionado de todo un continente constituye un raro placer, además de una hermosa demostración de que solo pertenecemos a los lugares donde abrimos los ojos.
Andrés Neuman
Deslumbrante y conmovedor... Embajador de ninguna parte abraza un sentido de continuidad, tratando a la vida misma como el poema definitivo para ser traducido.
Times Literary Supplement