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La Ciencia sigue manteniendo un lugar privilegiado en el imaginario de los países occidentales. El derrumbe de distintos símbolos religiosos y laicos como Dios, la Revolución, e incluso el Progreso, no ha alcanzado a la fe en la práctica científica. Ese es el motivo por el que, en los últimos años, las quejas y las demandas de científicos e investigadores españoles hayan gozado de tan buena acogida entre amplios sectores de la izquierda y de la opinión pública. Sin embargo, jamás se habla del porqué de la necesidad de la investigación científica, de sus fines y sus medios, o del tipo de mundo que contribuyen a forjar y perpetuar.
Hoy, la ciencia no se entiende si no es como ciencia aplicada al sistema productivo. Sometida a la lógica de la ganancia, colabora con el desarrollo de un modo de vida cuya base es la sumisión. Al aceptar alegremente esta función, los científicos han aceptado el chantaje, guardando silencio sobre la degradación constante de la propia actividad científica y, en definitiva, ignorando conscientemente para qué y para quién están haciendo ciencia.
En las páginas de este libro el Grupo Oblomoff desarrolla una crítica dirigida contra mitos modernos como el Progreso y la Técnica, cuestiona las nociones de investigación pública y <